Para empezar, quiero que sepan que en mi vida
entera había leído nada de Isabel Allende, aunque ganas no me faltaban,
lógicamente, porque mis manos me picaban por las ansias de aventurarse con los
libros de tan reconocida autora latinoamericana. Y a mi parecer, fue una buena
forma de iniciarse, ya que, La ciudad de las Bestias es el primero de sus
libros que Isabel dirige a un público joven.
En
este libro al primero que nos toparemos es a Alexander, un adolescente que al
caer su madre enferma, tendrá que quedarse con su inusual excéntrica abuela de
Nueva York por un tiempo. Perdón, quiero decir, con Kate (es que verán, odia
que le digan ‘Abuela’). Pero, ¿y como llegan desde Nueva York hasta el Amazona?
Pues eso es porque Kate Cold es una exitosa escritora que trabaja para la
revista Internacional Geographic, especializándose en viajes. Y así es como
Kate y Alexander Cold se embarcan a una expedición por la mística Amazona,
donde recientemente se estuvieron registrando avistamientos de cierta Bestia
colosal, al mejor estilo de ‘El abominable hombre de la selva’.
En un principio esta historia parece no tener
nada sobrenatural o de magia, salvo la mención de que una supuesta bestia que
vaga por ahí mutilando gente, pero la verdad es que no existe prueba alguna,
pero vamos, que a eso viaja nuestro equipo de especialista hasta el amazona.
Casi la mitad del libro se va en como los expedicionarios se internan en la
selva, lo cual a simple vista resulta un poco aburrido. Pero por suerte, el
hecho de que la historia se desarrolla en un lugar remoto con paisajes
impresionantes, hacen un poco más deliciosa la narración. Y, claro, gracias
también, a que de ves en cuando Isabel nos regala un poco de humor,
generalmente a manos de la dura y ruda de Kate, y el egocéntrico y burlado
profesor Ludubik, el antropólogo que ‘dirige’ la expedición.
La narración está en tercera persona y todo
lo ve y todo lo sabe, así no nos perdemos muchos detalles. Pero ojo, que eso no
quiere decir que todo se revele así por que sí, por que la autora nos mantiene
al borde del misterio durante todo el viaje, por que hey, nosotros también
viajamos con ellos (o al menos, así me sentí yo), y nos tiene siempre pensando
en que será lo próximo que pasará.
La
verdad los personajes, aunque no fueron impresionantes e inolvidables, me
dejaron bastante contenta. Definitivamente no tengo queja alguna sobre ellos,
cada cual cumplió su misión y contribuyó con su granito de arena a la trama.
Estuvieron bien, nada más.
Fue una experiencia excepcional, sobre todo
por esa combinación tan perfecta de magia, aventura, paisajes y descripciones
exquisitas, y tiempos y criaturas prehistóricas alucinantes.
Lo
recomiendo para todo aquel que quiera viajar un rato a aquellos rincones
remotos en la tierra que aún conservan su inocencia y su naturaleza salvaje,
peligrosa y misteriosa.
Les dejo
una frase que encontré en el libro para que la analicen a su criterio personal.
“SOLO
UN TONTO PRUEBA LA PROFUNDIDAD CON LOS DOS PIES”
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